#162 In memoriam: Dr. Alfredo García Alix
- Neuro Neo
- 10 sept 2024
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Este post llega escrito con el corazón en la mano y a título personal dos días después del fallecimiento de quien fuera mi maestro y amigo, el doctor Alfredo García Alix. Conforme pasan los días voy vislumbrando la enormidad de su legado, ese vacío imposible de llenar que el Dr. Alfredo ha dejado en el mundo de la neurología neonatal.
Cuando empecé a interesarme por el cerebro del recién nacido, en mis años de residente de neuropediatría, el Dr. Alfredo era ya un referente en el tema, su nombre aparecía constantemente en mis búsquedas, por lo que en poco tiempo se volvió un autor habitual de consulta y una constante en mis presentaciones y lecturas de referencia, no sólo porque sus libros y publicaciones estaban escritos en español (entonces las publicaciones de neurología neonatal en español eran muy escasas) sino por su enorme calidad y claridad. Se ganó mi admiración plena a la distancia y no hizo más que aumentar (sin él saberlo siquiera) mi interés por esta disciplina tan apasionante.
Transcurrieron casi 10 años hasta que pude conocerlo por fin en Chile en 2017. Me sorprendió que este encuentro generara en él tanto entusiasmo e interés por la realidad de la neurología neonatal de mi país, tan lejano al suyo y a la vez tan parecido, una realidad un tanto precaria y a la vez desafiante, contada por una neuropediatra con pocos años de experiencia. Coincidimos en que la mirada de nuestras diferentes especialidades era complementaria y no dudó en aceptar mi invitación para compartir sus conocimientos en Perú.
El curso se hizo realidad al año siguiente en el Instituto Materno Perinatal de Lima, y el resultado del mismo fue una infusión inolvidable de conocimientos y prácticas compartidos con alegría a más de 300 personas. Una vez terminada la jornada el Dr. Alfredo siempre encontraba la energía para continuar las actividades, ya sea una visita en el servicio, o la revisión de algún caso o la discusión de algún tema. Cuando se trataba del cerebro del recién nacido era inagotable.

Desde entonces, nuestra relación de maestro y alumna fue creciendo. En los siguientes años pude conocer más de cerca a sus colegas y discípulos, todos profesionales excelentes, apasionados como yo por la neurología neonatal, y a quienes ahora considero amigos entrañables. Tuve la enorme suerte de poder visitarlo más de una vez en Barcelona y pasear por la ciudad con mi familia y con él convertido en el guía de turistas más entusiasta. Desde que lo conocí, cada libro que publicaba llegaba a mí con una dedicatoria conmovedora. Descubrí también que compartía conmigo el gusto por los chocolates peruanos y me convertí en su proveedora secreta.
La pandemia no hizo más que acercarnos, puesto que siguiendo su iniciativa, nos juntamos varios colaboradores de España y América Latina en el grupo SIMBIOSI de la Fundación Nene, organizando webinars en español sobre temas de neurología neonatal. Nuestras reuniones virtuales fueron frecuentes y así estuvimos al tanto uno de la otra durante este periodo tan difícil. Mis colegas del Instituto Materno Perinatal y yo tuvimos también el honor de contar con él para nuestras actividades docentes, siempre guardando la esperanza de volver a tenerlo en Perú como fue en 2018. Hace dos años compartí mi idea de la página web NeuroNeo como una herramienta más para la docencia de la neurología neonatal en español y él fue nuevamente el más entusiasta en apoyarla y difundirla.
Cuando por fin lo volví a encontrar en Argentina en 2023, tras casi tres años sin vernos en persona, seguía siendo el mismo apasionado de la neurología neonatal de siempre, aunque era evidente que su salud estaba resistiendo duros golpes. Andaba con una cámara Polaroid obsequiando las fotos que tomaba, y entendí que era su manera de empezar a despedirse. Es admirable que paralelamente a su enfermedad haya escrito junto a Juan Arnáez el mejor libro del tema que existe, la segunda edición de Neurología neonatal de un vistazo, una joya llena de conceptos, gráficos, tablas y dibujos que nos facilitan a todos el aprendizaje y nos acercan al cerebro de recién nacido como nadie lo ha hecho en nuestro idioma o en cualquier otro.

El Dr. Alfredo me guardaba una sorpresa más. Publicó el "código EHI" con las recomendaciones para el manejo de asfixia en entornos con recursos limitados, y me invitó a prologar la publicación, honor que acepté sin dudar, pues creo que sus últimos esfuerzos los dirigió hacia nosotros, quienes ejercemos esta especialidad con limitaciones pero con esperanza. Nos vimos por última vez en febrero de este año en Valladolid, donde nuevamente recibí más muestras de su conocimiento, pero sobre todo de su calor humano y su generosidad. En una presentación nos habló de la Neuroneonatología, especialidad iniciada por él mismo, resaltándonos la necesidad para quienes la ejercemos no sólo de comprender a profundidad los procesos biológicos y patológicos detrás de la enfermedad neurológica neonatal, sino también su enorme impacto sobre los pacientes y sus familias. Me llevé una enorme sorpresa cuando vi como parte de sus referencias un artículo que publiqué como residente de neuropediatría en 2007 sobre la alta frecuencia de enfermedad neurológica en la unidad neonatal de un hospital local. Con esa diapositiva el Dr. Alfredo sin darse cuenta cerraba un círculo para mí y la misión que tengo en la vida.
Por casualidades del destino, mientras yo escribo este texto mi hermana y sobrinos se encuentran en Barcelona, caminando por las mismas calles del Barrio Gótico que recorrimos guiados por el Dr. Alfredo hace algunos años. Me consuela pensar que estamos de alguna forma cerca en la despedida. Dejé un audio hace unos días agradeciendo a mi maestro y amigo todo lo vivido. Quiero creer que antes de morir pudo escuchar no sólo mi testimonio, sino el de tantos profesionales de la salud, pacientes y sus familias, agradeciéndole la forma en que su extraordinaria existencia logró cambiar la nuestra.
Dr. Alfredo, gracias de nuevo por haber sido parte tan importante de mi vida. Compartir este camino con usted ha sido un honor para mí.
Descanse en paz maestro querido.
Pilar Medina